"Tuve la suerte de que Ellie me apoyara en dos de mis partos antes de mudarse a Texas y no poder asistir al nacimiento de mi tercer hijo.

Durante mi embarazo de mi primer bebé, se me consideró de alto riesgo y no pude tener el parto en casa o en un centro de maternidad que deseaba. Me dijeron desde el principio que, por razones médicas, tendría que dar a luz en el hospital, probablemente con parto inducido, y que existía una alta probabilidad de que me hicieran una cesárea. Durante todas nuestras visitas prenatales, nos explicó todo lo que podía pasar y nos ayudó a hablar sobre nuestras opciones para que estuviéramos al tanto si surgía algo.

Elegimos a Ellie como nuestra doula por su compasión y comprensión. No nos juzgó durante ninguna de nuestras conversaciones sobre nuestras decisiones. No solo estaba muy bien informada, sino que tenía una forma de ser que me tranquilizó y me hizo sentir que mi experiencia, fuera cual fuera, sería mi parto y que todas las decisiones las tomaría yo. Le apasionaba ayudar a mi esposo a tener la oportunidad de cuidarme en la sala de partos. Eso era lo que yo quería. No quería una doula que interfiriera entre nosotros ni que le quitara el trabajo.

Fue como si se mudara cuando entró en mi habitación del hospital. Trajo aceites esenciales, una pelota de parto, una bolsa enorme con comida, almohadillas térmicas, calcetines de arroz, pelotas de tenis, velas de té... ¡y mucho más! Me sorprendieron todos los trucos que usó justo cuando los necesitaba. Ella fue el apoyo que mi esposo y yo tuvimos durante nuestro agotador y largo parto. Nos tranquilizaba, no solo a mí, sino también a mi esposo, en mi poder y capacidad para dar a luz a mi bebé.
Cada vez que la doctora entraba en la consulta y tenía dudas sobre mi estado, Ellie se aseguraba de que supiera qué estaba pasando y de que todas mis preguntas fueran respondidas. Su suave masaje de pies y piernas después de recibir la epidural fue sumamente reconfortante. Disipó mis miedos. Me dijeron que mi dilatación estaba retrocediendo y empezaron a hablar sobre mis opciones en cuanto a medicamentos y cirugías.

Gracias al conocimiento que recibimos pudimos tomar las decisiones que consideramos mejores para el bebé y, en última instancia, también para mí.
Ella estuvo presente todo el tiempo que estuve en el quirófano y se aseguró de que tuviera el apoyo necesario tras la llegada de mi bebé. Amamantar fue un gran reto, y ella se aseguró de que pudiera hacer todo lo posible por alimentar a mi hijo. La prematuridad fue la única razón por la que encontré la confianza para seguir haciéndolo. ¡Y por fin, después de dos meses sin dormir, lo conseguimos! ¡Continuó con lactancia materna exclusiva durante más de dos años! ¡Sí!

Afortunadamente, ella también estuvo disponible para asistir al parto de mi hija. Decidimos tener un parto en casa esta vez e investigamos cómo tener un buen parto vaginal después de una cesárea.
Este embarazo fue una experiencia completamente diferente. No me sentí incómoda en ningún momento. Estuve tranquila durante todo el proceso. Ellie nos explicó cómo este parto sería diferente al primero y se aseguró de que estuviéramos preparados y de que tuviéramos una buena cuidadora. Esta vez también trajo sus maletas, pero el bebé llegó tan rápido que solo pudo usar esos increíbles apretones de cadera y su intuición para comprender mis necesidades. La matrona y ella formaron un equipo perfecto. Trabajando a mi lado y empoderándome.

¡Ojalá hubiera podido asistir a mi último parto! Mi esposo extrañó su amable consuelo sobre la contrapresión y nunca tuvo un descanso para ir al baño. ¡Uy!
¡Pero sabemos que los bebés que ella ayuda a nacer tienen suerte de tenerla cerca, dondequiera que vaya!
Me ayudó a darme cuenta de que SÍ puedo dar a luz. Que no necesito que un médico ni nadie más me diga lo poderosa que soy, pero estoy agradecida de haber estado rodeada de un apoyo tan increíble. Me mostró su amabilidad y estamos verdaderamente agradecidos por sus sabias palabras.

Amy